Abre las puertas de la memoria

PARA PINTAR LA
VIDA Y LA ESPERANZA

* CAPÍTULO UNIÓN PATRIÓTICA Y PARTIDO COMUNISTA COLOMBIANO *


En 1985 nació el partido Unión Patriótica (UP) como resultado de la exigencia de una solución política al conflicto colombiano, reivindicación que años atrás empezó el Partido Comunista Colombiano (PCC) junto con otras expresiones del movimiento social, y que concluyó en los acuerdos de paz de La Uribe, entre el presidente Belisario Betancur y las FARC-EP. Estos acuerdos contemplaban el compromiso del cese al fuego y la generación de las garantías necesarias para que los insurgentes dieran un paso a la vida política legal.

Muchos líderes sociales, políticos y luchadores por la paz, se acercaron a este nuevo movimiento político que generó una gran acogida: con las propuestas de una salida política al doloroso conflicto armado y la esperanza de construir una sociedad más justa y democrática, la UP se estrenó en el escenario electoral logrando 14 congresistas entre Cámara y Senado, 18 diputados y 335 concejales. Semejante fuerza generó impacto y preocupación entre la clase política dominante.

Rápidamente se consolidó un plan de exterminio contra la militancia de la UP, sus familiares y simpatizantes, en lo que terminó por constituirse en uno de los capítulos más sangrientos y dolorosos de la historia del país: el asesinato de dos candidatos presidenciales, nueve congresistas, 70 concejales, decenas de diputados, alcaldes, dirigentes de Juntas de Acción Comunales, líderes sindicales, estudiantiles… en total más de 5.000 militantes de la UP, en su mayoría miembros del el Partido Comunista Colombiano y de la Juventud Comunista Colombiana, JUCO, fueron torturados, desaparecidos y asesinados en Colombia, en lo que ya fueron reconocidos por el Estado colombiano como delitos de lesa humanidad.

“Para pintar la vida y la esperanza”, queremos abrir las puertas de la memoria narrando la historia de algunos militantes de estos partidos y la importancia de su trabajo político en el departamento de Caldas, a través de los testimonios de sus familias, amigos y camaradas, que nos compartieron recuerdos en los que sobresale el humanismo, luchas, sueños y convicciones de estos líderes, como una forma de resistencia en la incansable pelea por no olvidar.

¿Qué Colombia tendríamos hoy si nunca hubieran asesinado a tantos soñadores dispuestos a cambiar el país?, ¿qué país tendríamos si pensadores como Bernardo Jaramillo, Rubén Castaño, Gonzalo Castaño y Gabriel Ángel Cartagena hubieran seguido compartiendo sus saberes, liderazgos y trabajo para hacer realidad una Colombia más justa? Con esta exposición seguramente no resolveremos esas dudas, pues sus muertes nos dejaron para siempre esas preguntas abiertas, pero lo que tal vez sí lograremos es comprender por qué a pesar de tantos golpes, de tantas pérdidas, de que la persecución y el dolor no han cesado, aún hay quienes siguen clamando y luchando por un país con justicia social, tal vez podamos entender por qué a pesar de que “cortaron las flores no pudieron jamás parar la primavera”.

Gabriel Cartagena